Robar no está bonito. Ya lo decían los mismísimos mandamientos: "no robarás".
Pero da igual. A mi me roban el tiempo. Los hombres grises, supongo. Continuamente. Entre lo que me roban, lo que dono a la ciencia y a mi libre albedrío y lo que descuido por las esquinas, cuando me quiero dar cuenta se me ha pasado la mañana volando. Y así me pasan, a velocidad de vértigo, los días, las semanas.
Tengo la impresión de vivir en una continua carrera contra el tiempo que siempre, irremediablemente, termino perdiendo.
Aunque madrugar no asegura la victoria, a veces ayuda. Quizás por eso madrugo tanto, casi por costumbre. Aunque no tenga por qué, aunque nunca amanezca más temprano. Quién sabe, quizás aunque sólo sea por arañar unos minutos a mi enemigo. Por tener unas horas por delante en las que pueda respirar sin tener la sensación de que se me escurre el tiempo al compás de mi respiración.
Mi abuelo aseguraba, no hace mucho, que hacerse viejo es descubrir que los años pasan rápidos y los días lentos. Si eso es así, yo debo de haber descubierto el secreto de la eterna juventud, porque la única unidad temporal que me da tiempo a asimilar son los años, que me dejan 365 días de ventaja.
No pretendo pulsar el botón de rebobinado, como dice la canción. No se trata de volver atrás, de segundas oportunidades o de revivir lo ya vivido. Es sólo que... a veces, muchas veces, mataría por encontrar el botón del "pause".
Se me cuidan.
2 comentarios:
Si, un respirito de vez en cuando, un descanso, sin trampas. yo ha veces le digo al tiempo "si te paras unos minutos, prometo no moverme" pero no cuela... y yo, a madrugar mas aun me niego.
Besos
Cita
Jajaja
¿Y ese cambio de look?
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