lunes, 18 de abril de 2011

Del amor y otros absurdos


- ¿ Cómo sé que es de verdad, que no es un capricho que perderá su aliciente cuando lo consiga ?.

Sonreí y guardé silencio. Antes tenía miedo de los silencios. Estar al otro lado del diván me ha enseñado no sólo a dejar de temerlos, sino también a entenderlos como amplificadores de las palabras que vendrán a romperlos.

- Aliciente perdería, eso seguro. Si ella mañana te dijera: "Vale, me voy contigo" entrarías automáticamente en pánico.

Mi interlocutor se sonrojó, como quien se siente de pronto descubierto.

- Pero eso no quiere decir que lo que sientes por ella no sea real.- proseguí, con la tranquilidad de encontrarme fuera de la consulta y la libertad de poder soltar mi opinión a la primera de cambio.- A ver... ¿ qué te gusta de ella ?.

- Pues... ehhh... pues... tía... no lo sé...

"Ni falta que le hace", pensé, al ver el brillo de sus ojos y esa sonrisa que le invadía cada vez que hablaba de ella. Hay cosas que podemos ocultar. El enamoramiento no es una de ellas.

No podemos ocultarlo, de la misma forma que tampoco podemos explicarlo.

No se trata de que la otra persona tenga tal o cual cualidad. Se trata de lo que nosotros sentimos cuando estamos a su lado. Yo podría nombrar sin dificultad las cosas que más me gustan de mi pareja, pero sé que lo que realmente me atrapa de Ella es cómo me siento cuando me atraviesa su mirada o cómo el mundo se desvanece alrededor cuando Ella sonríe.



Se me cuidan.

No hay comentarios:

Amnistía Internacional