sábado, 20 de diciembre de 2008

Anexo I a "Como éramos pocos..."

Al salir del cine, en el parking de Los Arcos, cuando apenas quedaban ya unos pocos coches aparcados, seguramente de mis compañeros del turno de noche, una visión me desconcertó:

- la matrícula de mi coche, sí, sí, esa misma que hará dos semanas que me pusieron en el taller con la pistolita, - sí, las mismas dos semanas que hace que repuse el espejo del retrovisor - estaba caída de nuevo. Mi coche y sus tendencias autodestructivas. Escupe accesorios como quien suelta tacos.
Pronto me veo así:

Se me cuidan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajajajajaja. Coche autodestructivo??jajaja. Será que aparte de los animales, los vehiculos también se asemejan a sus dueños? Hugo descontrolado y un coche que se niega a ser como todos los demas, jajaja. No está mal. Desde el norte, los coches continuan con todas sus piezas, aunque la capa de hielo diaria dificulta el uso productivo del mismo. El tuyo no tiene matricula, pero el mio está con hipotermia. Un bso

Anónimo dijo...

Si tiene matrícula lista, se la coloqué de una ostia y aún sigue allí puesta... hasta la próxima.

Hugo no está descontrolado, hasta Joselito me ha dicho que lo ve más bueno, que me obedece más. Lo que pasa es que tiene mucho carácter.

Claro que los coches son un reflejo de sus dueños, como todo en la vida.

Pd.- ten cuidado al echarle el agua por encima al cristal, no se la eches caliente que puede estallarlo.

Besos canija.
Te echo de menos.

Amnistía Internacional