De vuelta

Tengo la maleta aún por deshacer, pese a mis buenos propósitos pre y post vacacionales de ser "un poco M" y volverme algo más ordenada y eficiente en mis quehaceres domésticos. Para cualquiera que conozca el estado habitual de mi coche o mi habitación sabe que semejante intención supone todo un reto para mi forma de organizar (o no organizar) mi alrededor. Pese a la dificultad lo estaba logrando.





Partimos a Lisboa con el coche impoluto. Ha vuelto después de darle un buen tirón al cuentakilómetros, con sólo algunos recuerdos que los pájaros Portugueses tuvieron a bien dejarnos, y los granos de arena imprescindibles tras nuestra última parada en las playas del Algarve.


Mi cuarto no corrió peor suerte. Me marché dejándolo impecable y al volver sólo tenía la ropa que mi compañera de piso y hermana me ha dejado colocada cuidadosamente tras la última tanda de coladas. Lo cual corrobora mi teoría de que igual que el dinero llama al dinero, el orden llama al orden.


Pensaba yo seguir con mi recién conquistada neurosis por el orden y la limpieza, cuando he cometido el error de asomarme a internet para ver qué tal ha ido el mundo cibernético en mi breve ausencia. Pese a mi promesa de dedicarme a organizar la maleta y lavar el coche, antes de enredarme en mis hobbies, no he podido resistirme a saludar en mis blogs más frecuentados y a actualizar el mío.




Os quiero hablar de Lisboa, esa ciudad maravillosa que me ha conquistado. Quiero dejaros fotos y algunas impresiones personales del viaje, pero me temo que ha llegado la hora de hacerle caso a esa señorita tan amable que me dice, desde el interior de mi cabeza, que deje la devoción para más adelante, que como me llamen los de Tuco diciéndome que me traen la cama en 15 minutos me voy a acordar de mi momento "voy a conectarme a internet".



Hasta pronto, muy pronto.



Se me cuidan.