El empobrecimiento

Desde hacesfalta.org, una web solidaria a la que estoy suscrita desde hace años, piden a los socios y simpatizantes que desde sus blogs escriban algo sobre el empobrecimiento. Normalmente sólo abro los correos que me mandan para ver si hay alguna oportunidad de trabajo remunerado en Sevilla. Casi nunca la hay. Así que lo que suelo hacer tras echarle un vistazo a la larga lista de empleos que se ofrecen en Barcelona y Madrid, y fantasear un poco sobre cambiar de ciudad, los borro automáticamente. Hoy, antes de hacerlo, me ha dado tiempo de leer esa petición para que los blogueros escribamos algo sobre "el empobrecimiento".

Más que como una labor solidaria (se que escribo para una exclusiva minoría) me lo he tomado como un reto. Si yo fuera periodista y me encargaran escribir sobre algo así, ¿sería capaz de hacerlo?. Bien, probemos si podría ganarme la vida como columnista.

"El empobrecimiento". Me imagino que no se refieren al mío, sino a algo más universal. Habrá que pensar en un tipo de empobrecimiento que no tenga que ver con mi cuenta corriente, lo cual no es, apriori, una tarea fácil.

¿A qué se referirán?. La pobreza en el mundo, la pobreza de los países en vías de desarrollo (iba a escribir subdesarrollados, pero eso ya no es políticamente correcto)... ¿estarán hablando de ese tipo de empobrecimiento?. Pero hay algo que no me cuadra. Esa es una pobreza con la que se nace. En Etiopía (por poner un ejemplo) la población no se "empobrece", nace pobre ya. Aunque tuviera un comienzo y unas causas objetivas, no es justo hablar en términos de proceso. No para las miles de personas que llegan al mundo sin la posibilidad de recibir una educación, de acceder a un puesto de trabajo digno. Que no pueden permitirse el lujo de tener una depresión, colesterol, porque están ocupados todo el día, literalmente, en sobrevivir. Deben de referirse a otro tipo de empobrecimiento.

Automáticamente, tras desechar la alternativa de ciertos países, pensé en el empobrecimiento del planeta a nivel ecológico. Al agotamiento de los recursos naturales. Eso sí es un proceso que avanza a pasos agigantados. Recorde la carta del jefe Sioux que hace poco publiqué aquí, y aquel relato de Asimov, tan breve como bello, llamado "Asnos Estúpidos", en el que un contable de no se qué planeta, que se dedicaba a llevar un registro sobre los planetas que iban alcanzando vida inteligente, escribía y tachaba el nombre del nuestro, al darse cuenta de que, si bien era cierto que el ser humano había llegado a alcanzar cierto tipo de tecnología que le permitiría muchos avances a nivel espacial, también era verdad que estaban realizando los experimentos (nucleares) dentro de su propio planeta.

Pensé también en el empobrecimiento de las conciencias de las personas que llegan a ciertos cargos públicos. En lo difícil que debe de ser no ceder a ciertas tentaciones cuando se alcanza cierto poder en una concejalía de urbanismo.

Se me pasó por la mente el empobrecimiento de la dieta de los trabajadores que tienen jornada partida y no les da el horario para ir a sus casas a descansar y comer una comida recién cocinada. Pensé en mi dieta, bastante rica en proteinas e hidratos de carbono, pero cada vez más pobre en vegetales.

Pensé en el empobrecimiento de las nuevas generaciones (occidentales), aquellas que no han tenido la oportunidad de crecer viendo Barrio Sésamo por las tardes, que cambiaron la Bola de Cristal de los sábados por Bola de Dragón, o por las otras series que le siguieron después. Aquellas que no tuvieron el privilegio de escuchar las canciones de Mecano en algún momento de su adolescencia, o que nunca han visto girar un disco de vinilo más que en las películas. Son personas despiertas, que conocen las utilidades de los móviles y los ordenadores mejor que sus propios creadores. Que llaman a los ritmos de base "música" y que reciben cada nuevo juego de la Play con el mismo fervor con que nosotros esperábamos una nueva temporada de nuestra serie favorita. Siempre que hablo así me doy cuenta de que me parezco menos a mi hermana y más a mi abuelo. Qué cíclico esto de la edad y las generaciones. Pero ellos tienen menos cultura general que nosotros, eso es un hecho.

Se me pasó por la cabeza el empobrecimiento de los pequeños comercios y el enriquecimiento de las grandes superficies; en la supervivencia de los bazares de los chinos. En la devacle de los cines y los videoclubs, y el éxito de los top mantas y las descargas masivas. En cómo cambia todo, y en la importancia de adaptarse a las nuevas circunstancias.

En el empobrecimiento de mi creatividad y el por qué no soy columnista.

Se me cuidan.