lunes, 14 de marzo de 2011

Los juegos de nuestras vidas


- ¿ Has mentido a tu suegra para evitar dejar a tu hijo a cargo de ella ?.

- Sí.

Una voz en off sentencia en el plató: "Eso es... verdad". Se hace un silencio justo antes de los aplausos, mientras las cámaras enfocan alternativamente la supuesta cara avergonzada de la concursante y la supuesta cara de cuadros de la susodicha suegra. Los aplausos rebajan la supuesta tensión, al tiempo que la presentadora canta la cantidad de dinero que la concursante se acaba de ganar por humillar públicamente a su suegra.


Lleno el párrafo de supuestos porque como buena hija de mi siglo, no creo que nada de lo que aparece en la TV sea real ni mucho menos fortuito. Sin embargo, aún sabiendo que todo es un montaje, que si el concursante está allí es porque tiene supuestos secretos inconfesables que sabe que van a sacar a la luz, que conoce las preguntas que van a hacerle de antemano, que los supuestos familiares o allegados que le acompañan saben que van a ser humillados públicamente..., aún siendo consciente de que luego se reirán en el bar de abajo de las mentiras que han dicho y se repartirán el dinero... aún sabiéndolo, no puedo evitar maravillarme cada vez que me encuentro con el susodicho concurso en la pantalla del televisor.

Digo que me encuentro porque en la TV de mi salón no se sigue ninguna emisión, en el mejor de los casos te la encuentras y la sigues hasta los anuncios, momento en el que te sobreviene la tentación de hacer zapping y ya para qué quieres más. El sistema automático de desprogramación de de mi TDT es el método más seguro para hacerte renegar de la programación de los 80 y pico de canales de radio y televisión que no dejan de multiplicarse y desperdigarse a lo largo y ancho de los botones del mando a distancia, en el hipotético caso de que quisieras engancharte a algún contenido en concreto.

Así que este programa en concreto, al igual que todos los demás, incluidos los sagrados telediarios, me lo encuentro. Y entonces caigo hipnotizada ante las declaraciones combinadas presentadora-concursante-voz en off, y las subsiguientes expresiones de dolor o ira de los familiares.

- ¿ Es verdad que quieres que tu padre muera joven para heredar pronto ?.

- Verdad.

Y el padre en el plató, por supuesto, y su cara enfocada en primer plano.

- ¿ Es verdad que le pusiste los cuernos a tu novia con su mejor amiga la noche antes de vuestra boda ?.

- Verdad absoluta.

Y la novia y su mejor amiga en el plató, enfocadísimas.

- ¿ Es verdad que... ?

Aunque los cuernos y los engaños en general se repiten, la variedad de preguntas es tan infinita como la miseria humana. Eso sí, si no son miserias no caben en el concurso.

Lo curioso es que lo sorprendente no es el secreto en sí, sino que se airee alegremente ante las cámaras; no son las caras de estupefación de los familiares, sino que no se levanten en ese momento a estrangular a su hijo, marido, amiga o lo que le toque a cada cual.

Pero imagino que en las claúsulas de participación del concurso debe figurar alguna que diga: "si el concursante muere o resulta gravemente herido a manos de sus acompañantes durante el desarrollo del programa, el concursante y sus acompañantes perderán cualquier cantidad ganada durante el concurso". Así doy por supuesto que les resultará bastante más rentable aguantar el tipo y hacer que parezca un accidente una semana más tarde, que desquitarse in situ y perderse su parte del botín.

¿ Y esta disertación sobre lo evidente de nuestra sociedad a qué viene ?. Ni idea.

Pero, ¿ Y lo buena persona que una se siente, por más pecados que cometa, cuando basta con darle a un botón del mando a distancia (vale, en mi caso es algo más complicado) para poder comprobar, desde la tranquilidad y la seguridad del propio sofá, que siempre habrá varios concursantes por programa dispuestos a demostrarte, no sólo que son capaces de putear a sus seres queridos con reiteración y alevosía, sino que además no tienen ningún pudor en hacerlo público por un puñado de euros... ?.

Se me cuidan.

2 comentarios:

Cita Franco dijo...

jejeje suelo ver el programa, no termino de creérmelo, pero juego a creérmelo y me lo paso bomba.
La de ayer, la que mentía a su suegra para no dejarle a su hijo acabó perdiendo porque no quiso admitir que su madre se metía demasiado en su relación jeje
De todas formas, como son estas cosas, de que manera nos llevan a meternos en la vida de los demás, concediéndonos incluso el privilegio de criticarlo y de echarnos las manos a la cabeza.
Yo jamás haría mi vida pública de esa manera por dinero, pero me gusta ver como otros lo hacen.
Besos
Cita

La_Esperada dijo...

Jajaja... ya te digo. A mi me fascina no lo que cuentan, que puede ser algo más o menos cotidiano, sino que lo cuenten con el beneplácito de la parte contratante... me fascina.

Besos!

Amnistía Internacional