viernes, 16 de julio de 2010

La vida empieza hoy


Tras meses de silencio, por fin una película vuelve a protagonizar una entrada de este blog.

No es que la cartelera no ofrezca películas de calidad, es que voy poquísimo al cine. Y la probabilidad es lo que tiene.

Ayer, sin embargo, volví a sentarme en una butaca de una sala oscura, volví a disfrutar del olor a palomitas, deleite curioso teniendo en cuenta que no me gustan, y a dejarme envolver por las historias y las vidas de los personajes que aparecían en la pantalla.

Como habrán podido comprobar, disfruto con el sólo hecho de ir al cine. Me gusta el ritual, ver los trailers de las siguientes candidatas y no parar de tomar porquerías mientras el estómago aguante. Eso tiene la gran ventaja para aquellos que viven del séptimo arte y para mi que lo consumo, de que no soy especialmente exigente a la hora de elegir qué ver. Con que no me haga sufrir demasiado ni me aburra doy por bien empleados los euros que cuesta la entrada.

Y ocurrió lo que en estas circunstancias sólo sucede de vez en cuando: la película me encantó.

No es que tuviera un argumento trascendental, ni unos efectos especiales espectaculares. Sólo narra lo que podría ser la vida de un grupo de personas normales y corrientes, en clave de comedia, con un realismo social sorprendente, excepto por el hecho que marca el eje central del argumento, claro: unas clases de sexo para personas mayores. Buenas interpretaciones para un buen guión.


Si teneis la ocasión de visitar la gran pantalla, no perdais la oportunidad de verla.


Se me cuidan.

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