lunes, 9 de noviembre de 2009

Serenidad

Normalmente acostumbraba a entender mi optimismo y mi capacidad de lucha como una de mis mejores virtudes.
Ahora comprendo que al mismo tiempo esa incapacidad de abandonar la lucha, esa incapacidad de resignarme, es también una de mis grandes dificultades. A veces hay que saber aceptar las cosas como son. A veces es bueno ser consciente de que no puedes ganar todas las partidas. No tirar nunca la toalla resulta tan poco productivo como no presentar nunca batalla.


Hoy me uno a la famosa oración de Alcohólicos anónimos y pido, además de fuerza para cambiar las cosas que quiero cambiar, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar y sabiduría para saber distinguirlas.


Se me cuidan.

2 comentarios:

Mirta Peces dijo...

es que, Esperada, yo creo que, a veces, hay q aceptar las cosas como vienen porque son como son y aunque nos empeñemos en cambiarlas, no va a servir de nada..No es resignación, yo prefiero llamarlo madurez y realismo (sin ser mágico).
ahora te planteo lo siguiente: más vale una retirada a tiempo que rondar 100años?? crees k es justo hacer eso? o crees q se debería intentar hasta el final? qué final y a qué precio? (Y, que conste, que no hablo de mi caso en particular..)

La_Esperada dijo...

Creo que la respuesta no es siempre la misma. Creo que hay batallas que hay que pelear hasta el final y otras que no merece la pena ni empezar.

¿Cómo distinguirlas?. Ese es el quid de la cuestion. Y esa respuesta no la tengo todavía. Estoy en ello :D

Besos!

Amnistía Internacional