La derecha se asienta en Europa

Gana el PP. Pierde el PSOE. En España parece que ha ganado todo el mundo menos el PSOE. Los socialistas tiemblan ante lo que parece avecinarse: la próxima legislatura ganará el PP.

Los populares celebran lo que consideran también la antesala de la Moncloa.

Yo no soy socialista pero también tiemblo. Me da miedo, literalmente, la idea de tener un gobierno de derechas; de nuevo.

No es la impotencia que puedes sentir cuando ves que pierde tu equipo favorito. Tampoco es la pena de ver cómo el modelo de estado que quieres se vuelve a quedar en el plano de las ideas, de la utopía.

Por suerte, la edad me salva de sentir el pánico que muchos mayores todavía reviven al escuchar la palabra "facha" o "derecha". Dos generaciones me protegen de los fantasmas de la guerra.

Lo que siento al imaginar a la derecha en el poder, o al verlo ya acomodado en otros países, es un estremecimiento suave y certero como el filo de una navaja al penetrar en la carne.

En un sólo segundo pasan por mi cabeza sensaciones, imágenes y pensamientos, que procuro apartar, como quién ignora un mal presentimiento.

Pero es difícil no preguntarse, aunque sea sólo para una misma: ¿podré casarme dentro de 5 años?, ¿le darán a mi empresa aún más facilidades para despedirnos?, ¿se escuchará con más atención a esa voz que afirma con rotundidad que los abusos sexuales a niños están feos, pero mucho peor es lo que hace el gobierno socialista: regular el aborto y/o experimentar con células madre?.

Yo no soy socialista pero me da miedo la derecha.

El PSOE se llena de corrupción y los indecisos votan al PP. El PP se cuela con los abusos y los indecisos votan al PSOE. El PSOE mete la pata y los indecisos votan al PP. Y así España y Europa van dando tumbos, llevando como único timón los errores del gobierno anterior. Si los errores son lo suficientemente leves, o ocurrieron al principio de la legislatura, el gobierno estará de suerte y podrá ofrecer a sus ciudadanos más de lo mismo. Con la segunda legislatura, los errores se acumulan, el poder corrompe y es más fácil que la intención de voto cambie: hacia el otro polo.

Y tiro porque me toca. Después nos lamentamos de que haya tanta gente hastiada de la política. Nos llevamos las manos a la cabeza con los porcentajes de abstención o las declaraciones de los jóvenes encuestados sobre su actitud apolítica, pero no dejamos de darles la razón con nuestros votos (PSOE Vs PP) a aquellos que propugnan que "todos los políticos son iguales".

Que los grupos nacionalistas en España hayan conseguido un total de 3 eurodiputados me parece absurdo. Más allá del desequilibrio y la injusticia que eso supone con respecto a otras regiones del país, no entiendo la incoherencia de querer formar parte de una unión de naciones cuando se pretende la independencia de la propia. Al menos los británicos, con la lógica y el independentismo que los caracteriza, han creado un partido antieuropeista, cuyo único fin es el de oponerse a la unión europea. Nos podrá parecer mejor o peor, pero no se le puede negar ni claridad ni coherencia, cualidades que por aquí, me inclino a pensar -seguro que sin fundamento-, escasean bastante.

Ante semejante panorama y quizás sólo para dormir con buen sabor de boca, me uno al brindis que otros partidos minoritarios alzan esta noche. Me uno al brindis de las alternativas que no ven la luz pero aún mantienen representación parlamentaria y me uno al brindis de las iniciativas valientes que tímidamente empiezan a brotar.

Brindo por ellos, por ustedes y por la esperanza de un mundo mejor.

Pd.- Olvidé confesar que tras el estremecimiento inicial, inmediatamente después me sobreviene un íntimo regocijo, un sincero alivio que surge al comprender la evidencia: Gracias a Dios hoy nuestro destino se decide en las urnas. Y por ende: Gracias a Dios, y con un poco de suerte, en un par de legislaturas el timón de los errores y del desgaste volverá a girar, aunque sea tímidamente, de nuevo hacia la izquierda.

Salud.